domingo, 16 de septiembre de 2018

Fuentes de inestabilidad de formulaciones

La inestabilidad es un fenómeno dinámico, que evoluciona en el tiempo hacia la alteración o modificación de alguna (o de varias) de las características físicas, químicas o microbiológicas que presenta un producto o sustancia. El origen de la inestabilidad puede ser intrínseco al producto o provenir de agentes o circunstancias externas a éste. Es imposible evitar, más tarde o más temprano, la manifestación de tales interacciones. Los estudios de estabilidad permiten conocer de antemano la evolución de dichas alteraciones para poder establecer el tiempo máximo de utilización para el que el producto es seguro y eficaz.




Las fuentes potenciales de inestabilidad en una fórmula deben ser consideradas en las fases previas de formulación y diseño. Podemos hablar de siete tipos principales de origen de inestabilidad en preparaciones farmacéuticas envasadas; Si se me permite el aforismo, “los siete pecados capitales” que el formulador debería poder controlar durante la fase de diseño de la formulación:

Incompatibilidades Físico-Químicas: entre dos o más componentes de la formulación en cuestión. No siempre es posible deducirlas a priori según la naturaleza de los componentes.

Materiales en contacto con el producto: Influyen la porosidad e inercia química, así como las condiciones y tiempo en el que permanecen en contacto con el producto, durante la fabricación, envasado, etc. La interacción con el envase final es particularmente relevante debido al contacto íntimo y prolongado con la fórmula. Los materiales pueden absorber o ceder componentes además de interaccionar a nivel químico.

Desarrollo microbiano: La contaminación puede provenir de los procesos de elaboración del preparado, de los ingredientes o materias primas o del propio formulador. El posterior crecimiento en la fórmula depende del propio medio y de factores como la humedad, la temperatura, el oxígeno presente, etc., siendo de especial relavancia el control de la contaminación por patógenos.

Humedad: Constituye uno de los problemas más importantes para la conservación de formas sólidas, sobre todo en combinación con la temperatura. Además de los cambios físicos que ocasiona, el desarrollo microbiano depende de manera directa de la actividad acuosa del preparado y también ciertas reacciones químicas no se producirían sin la presencia de agua. 

Temperatura: Es la variable externa que más influencia va a ejercer sobre las potenciales interacciones químicas de la fórmula. Aunque en general la temperatura aumenta la velocidad de las reacciones según un comportamiento arrhenius y el frío la disminuiría, esto no siempre es así. Son conocidas también las múltiples alteraciones físicas que, tanto por defecto como por exceso, puede provocar la temperatura sobre las formulaciones.

Oxígeno y Dióxido de carbono: El efecto inestabilizante del dióxido de carbono se debe principalmente a la acidez provocada en la solución. Ciertos componentes pueden hacer que se solubilicen cantidades significativas de dióxido de carbono en la fórmula. Los procesos de oxidación por su parte, suelen revestir mayor importancia, ya que numerosas sustancias orgánicas son susceptibles de degradarse por dicha vía. Los fenómenos de autooxidación catalizada por la luz y ciertos metales se producen a consecuencia del oxígeno molecular disuelto en la formulación y son no poco frecuentes.

Luz:  Las reacciones fotoquímicas de descomposición transcurren independientemente de la temperatura y siempre son función de la intensidad de la luz incidente sobre el medio. La fotosensibilidad de la fórmula debe ser tenida en cuenta durante todas las etapas de elaboración del producto. En la forma final, el acondicionamiento primario del producto constituye la principal barrera de protección.


En definitiva, las buenas prácticas durante la etapa de diseño previo y de elaboración de formulaciones debe tener en consideración siempre estos siete apartados para poder asegurar las cualidades de calidad y seguridad en el producto final, sobre las que se sustenta el beneficio real de la efectividad del producto.


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