Tradicionalmente, los polvos gasógenos o generadores de anhidrido carbónico (CO2), se han utilizado para preparar un Agua Carbónica de forma doméstica. El Agua Carbónica natural, en cuya composición sólo interviene agua y Anhídrido Carbónico saturado en disolución (8-9 atmósferas de presión), es denominada “Agua de Seltz” cuando se prepara industrialmente burbujeando a su través una corriente de gas CO2, habiéndose empleado tradicionalmente como antiemético contra el vómito. La denominación “Soda” o “Aguas de Soda” se aplica convencionalmente a las aguas carbonatadas de baja presión obtenidas con polvos gasógenos a base de bicarbonato sódico (soda) y acidulantes, que al reacionar en agua generan el anhídrido carbónico, quedando dichas especies químicas también presentes en la solución final. El término “Agua de Litines” es un término derivado menos apropiado, ya que se originó indirectamente a raíz del Agua Carbónica en la que era preciso disolver el medicamento Bitartrato de Litio (Litina Tartárica) que se recetaba antiguamente para la diatésis úrica.
El núcleo de la formulación de estos productos lo constituye la mezcla estequiométrica de Bicarbonato Sódico y un ácido orgánico que por reacción en presencia de agua da lugar al dióxido de carbono (CO2). La denominación "sal de frutas" utilizada para estas composiciones en los tradicionales formularios farmacéuticos hace referencia a la procedencia de los ácidos utilizados, mayoritariamente Cítrico y Tartárico.
En cuanto a la funcionalidad de las sustancias en la formulación, se tienen en cuenta varios aspectos. En primer lugar, las propiedades organolépticas de estos ácidos al paladar pueden ser sutilmente diferentes, y así se ha atribuido al Cítrico un mejor sabor, pero en presencia de carbonatos y especialmente de aromas, las diferencias no son realmente apreciables. Tampoco la presencia natural de algunos de ellos en ciertas frutas, les confiere desde luego ninguna de las propiedades vitamínicas que subliminalmente suelen ser asociadas en la presentación o publicidad de dichos productos (limón, manzana, etc.). En cuanto a la fuerza del ácido orgánico empleado y la rapidez de formación de dióxido de carbono no hay grandes diferencias al tener valores de Pk1 similares. La formulación de estos polvos, a menudo higroscópicos, requiere la adición de sustancias antiapelmazantes, amortiguadoras de pH, etc., además de aromas o edulcorantes apropiados.
De entre los factores relacionados con la fabricación, la higroscopicidad del ácido utilizado es uno de los principales, ya que determina la estabilidad a la humedad ambiente del producto. Tanto el Ácido Láctico como el Ácido Cítrico y sus sales conjugadas Citrato Potásico o Citrato Sódico (que llega a ser delicuescente), son productos con higroscopicidad elevada que sin la utilización de envases impermeables al vapor de agua, dan lugar a un apelmazamiento o incluso reactividad del polvo dentro del envase. Sin embargo, la humedad del ácido puede ser empleada de forma ventajosa si el producto se elabora en forma granulada. Es el caso del Cítrico en su forma monohidrato (C6H8O7•H2O), que puede llegar a contener hasta un 8,8 % de agua que es liberada al mezclar en caliente los componentes obteniéndose un granulado húmedo de un modo económico y sencillo.
Estas composiciones por su utilidad y características se enmarcan dentro de los aditivos alimentarios, como "gasificantes" en contacto con el agua, siendo considerado uno de los "productos frontera" dentro del ámbito farmacéutico.